Valdecebollas desde Brañosera.

   Nos desplazamos a la montaña Palentina buscando la cima del Pico Valdecebollas.  Para ello iniciamos la ruta en Brañosera. Este municipio sito en la Montaña Palentina, pertenece a la comunidad autónoma de Castilla y León, y encuentra cobijo en la vertiente sur de la Sierra de Híjar.

   Brañosera goza del orgullo de ser el primer ayuntamiento de España, creado allá por el año 824. Fue cruce de importantes calzadas romanas, de las que todavía quedan restos, y del camino de Santiago, más concretamente de la ruta del Besaya.

   Comenzamos recorriendo las solitarias calles de Brañosera dejando el coche en una pequeña plaza a pie de carretera.


   A escasos 200mt carretera arriba, junto a una gran estabulación abandonamos el asfalto y tomamos el sendero que se desvía a la izquierda.  


   El primer tramo sombrío descendió durante algo menos de un kilómetro hasta el paso sobre el arroyo de Canal, con poca agua en esta época del año. Tras pasar el puente la senda giró bruscamente a la izquierda tornándose en duro repecho y abandonando definitivamente la sombra. Sobre la plataforma rocosa continuamos ascendiendo la loma.  A nuestra derecha quedaba el rio Rubagón, junto al cual volveríamos a caminar más arriba.

   La senda, bastante intuitiva y bien marcada por el paso del ganado  avanzaba hacia el arroyo de Canaleja. Esta zona está repleta de arroyos y pequeños lagos formados por la acumulación de nieve durante el invierno. Puede verse en las laderas la erosión producida por las torronteras en época de deshielo.

   Los neveros en esta zona pueden llegar hasta bien entrado el mes de Junio incluso Julio, esto es una muestra de las duras condiciones que se dan en estas montañas durante los meses de invierno.



   La ruta continuaba en sentido ascendente atravesando varias zonas de pasto donde compartimos ruta con las cabezas de ganado, vacas en su mayoría.  La ruta alternaba tramos de estrecha senda entre vegetación baja, en su mayoría brezal y escobas, con tramos de camino más ancho y pedregoso, restos de antiguas calzadas.


   Pasaban los kilómetros y los bosques quedaban atrás, cada vez  más lejos, y el rio Rubagón mas cerca. Convertido  en arroyo caminamos junto a él recorriendo la llanura rodeada por verticales paredes donde destacaba un macizo rocoso a nuestra izquierda. Tras saltar el arroyo, ascendimos por la loma bordeando la estructura pétrea subiendo un empinado tramo afrontando un paso sobre roca caliza.


   El paisaje cambió pudiéndose observar la fuerte acción de la erosión, del frio y nieve que modela la montaña con desprendimientos de enormes rocas y la vegetación se limita a escaso pasto y pequeños arbustos, lo único  que resiste las duras condiciones invernales.



   Atravesando una zona rocosa llegábamos en el kilómetro 7 a la antecima del Valdecebollas, una extensa llanura. Sin un trazado concreto, con la cumbre como única referencia caminamos ascendiendo por la larga loma ganando altura y por fin dos kilómetros más tarde, alcanzamos con la vista el Torreón de piedra que marca la cumbre del Valdecebollas a 2.139 msnm.


   Sobre el, un vértice geodésico, en sus paredes, placas de recuerdo y de indicación de la cumbre así como el buzón y a modo de altar una mesa de piedra para la misa que se celebra en esta cima el primer domingo de Agosto.






   Comenzamos el camino de regreso descendiendo a Sel de la Fuente, hacia el norte de la sierra de Hijar para acceder al pico gemelo del Valdecebollas, el pico Sestil 2.102 msnm.

   A nuestra izquierda dejábamos el circo glaciar del Covarrés, donde escondido nace el rio Pisuerga.


   Ya en el Sestil, a nuestros pies, aparecía el abandonado refugio del Golobar, y se abría ante nosotros el impresionante valle glaciar. Sin mucha demora a causa de la gran cantidad de tábanos que nos rodeaban, abandonamos la rojiza cumbre descendiendo por la loma derecha del valle.


   Frente a nosotros la suave y tendida ladera nos dejaba ver a lo lejos el pueblo de Brañosera. A la derecha, la imponente pared de la sierra de Hijar.


   Durante 3 kilómetros perdimos altura constantemente procurando no abandonar la cresta, haciendo en el kilómetro 13,5 un  quiebro a mano izquierda descendiendo al fondo del valle buscando el arroyo de Canal. El trazado de la ruta continuó paralelo al arroyo hasta llegar a la localidad de Brañosera.  

  La mayor parte del tramo de estrecho sendero sombrío. Es fácil despistarse de dicho sendero debido a la gran cantidad de caminos que se cruzan en esta zona, por lo que aconsejo no perder nunca de vista el arroyo y caminar lo más cerca posible del mismo.



    A medida que nos acercábamos a Brañosera el sendero se convertía en camino más ancho y el estrecho riachuelo ofrecía profundas pozas que animaban a darse un baño. Llegando al tramo final, el bosque desapareció, caminando los últimos dos kilómetros por un polvoriento camino de tierra.

   Tras 5 horas y media de ruta, aproximadamente a las 3 de la tarde, llegábamos al punto de partida con poco más de 17km recorridos.
 


Track y datos de la ruta:



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