Cascadas de Viaña.

   Estamos en Viaña, Cantabria.

   Una pequeña localidad que apenas supera los 60 habitantes en el municipio de Cabuerniga, al margen de la carretera CA-280 entre Ruente y Correpoco.

   Viaña se sitúa en la loma de las montañas del Pico del Cueto y el alto de la Silla. Del otro lado el alto del Cabillo se alarga hacia el alto de Piedrafiesta cerrando el valle, y entre ellos discurre el arroyo de Viaña en un curso marcado por varios saltos de agua rodeados de bosque.

   Aparcar en el pueblo no es tarea fácil, mejor utilizar el área del molino. Aunque lo parezca la carretera no termina en el pueblo y aunque se estrecha, continúa hasta el molino de Viaña por el camino de Bicitrun, convertido eso sí, en una estrecha pista cerrada por un paso canadiense.




   Nosotros hicimos este tramo andando. 

   Desde el molino, podemos comenzar rodeándolo por la izquierda, o cruzando el puente a la derecha, si el caudal lo permite, aunque suele estar cubierto por el agua. Sea como fuere, remontaremos por el camino de Bicitrun junto al arroyo de Viaña dejando a la derecha una estabulación de tudancas.



   La pista se eleva para descender y alcanzar de nuevo el nivel del arroyo, y depende de nosotros lo cerca del mismo que queramos caminar. Normalmente las trochas que abandonan el camino son de ida y vuelta. Sin salida pero dan acceso a las cascadas y espectaculares rincones que deja el arroyo en su recorrido. La ruta va lenta, se avanza despacio entre idas y venidas, fotos y paradas, pero merece la pena tomárselo con calma.




   En el kilómetro 2 de ruta, nos topamos con la baliza que nos indica el sendero a seguir, tomando  a la derecha y descolgándonos junto al arroyo. 300 mt. más adelante encontramos el punto más impresionante de la ruta. 




   Dos cascadas confluyen junto a Sel de Coz, uno de ellos el propio arroyo de Viaña, el otro, el Vado del Sel del Cerezo, que supongo en Verano apenas se puede apreciar por su poco caudal.

   Tras las últimas lluvias hoy todo está vivo, los arroyos y el bosque que luce verde y denso a pesar de que ya estrenamos el otoño.




   La ruta se alarga 5 km hasta el desvío hacia el pozo del infierno. Poco a poco el sendero va perdiendo anchura atravesando humedales donde hay que caminar de piedra en piedra para no hundirse en el barrizal. Muchos de estos apoyos se mueven a nuestro paso originando algún que otro traspié. Sin duda alguna es una ruta para hacer tras las lluvias que alimentan el arroyo, pero este es el precio que hay que pagar.



   El sendero se eleva por la ladera del valle y el bosque pierde densidad dejando a la vista las cumbres que nos rodean. Cumpliendo los 5 kilómetros, el tramo final nos deja junto a la baliza que señala el pozo del infierno.

   Nosotros lo dejamos aquí, tras el almuerzo toca regresar deshaciendo lo andado poco más de 1 kilómetro. El sendero se divide en dos, tomando el de la derecha ganamos altura. No mucha, pero se nota en la temperatura alejándonos de la humedad del arroyo.


   Los “campanos” del ganado y los ladridos de los perros señalan la ubicación de un par de cabañas, punto donde retomamos el camino de Bicitrun, y comienza el descenso.  Zigzagueando llegamos a la pista por la que comenzamos la ruta y solo hay que seguirla para regresar al molino.

   Desde aquí, una fuerte pendiente nos separa de Viaña donde damos por terminada la ruta.

   Todo Cabuerniga es rico en bosque,  lo que se traduce en una riqueza también en la fauna donde abundan el ciervo, corzo, jabalí, zorro y rebeco. No en vano es la mejor zona para disfrutar de la berrea. Pero este valle en concreto se cubre del bosque primigenio de cajigas, hayas y robles, siendo un bastión que todavía se resiste a la repoblación con especies no autóctonas y donde todavía  podemos encontrar árboles milenarios resistiendo el paso de los años. Sin duda alguna un rincón que merece la pena visitar, pero sobre todo cuidar y respetar.  


Para ver todas las foto pichar el enlace:

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Track y datos de la ruta:

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