Bosque de Secuoyas del monte Cabezón.

   -Que fea seria la tierra si la hubiera fabricado el hombre! No existe nada tan feo en la naturaleza como lo que el hombre ha profanado, desfigurado o mancillado…

   Así lo creía al menos Henry Russell, singular explorador, emprendedor de rutas pirenaicas y obsesionado con el Vignemale hasta el punto de vivir varios años en las cuevas que el mismo mando excavar en las faldas de esta montaña.

   Como las cuevas de Russell, hay rincones, los menos, que aún habiendo sido modificados por el hombre  tienen su belleza.

   Este es el caso del pequeño bosque de Secuoyas del monte Cabezón.

"Secuoyas."
 
  A finales de los años 40 la demanda de madera que exigía la industria de la zona obligaba a buscar una especie de rápido crecimiento que cubriese las necesidades con unos montes fuertemente deforestados. La solución creó este singular bosque de enormes Secuoyas Rojas o Secuoyas de California que conviven con algunos ejemplares de Pino Radiata.

   Sin embargo su crecimiento no resultó ser tan rápido, y cuando los arboles alcanzaron un tamaño óptimo para su aprovechamiento dejaron de ser necesarios recibiendo el “indulto” y quedando el bosque intacto.


"Bosque de Secuoyas. Monte Cabezón."
 
  A nivel nacional solo podemos disfrutar de otro parque de Secuoyas sito en la provincia de Granada, cerca de la Puebla de Don Fadrique. El monte Cabezón fue declarado monumento natural en el año 2003.

   Más que una ruta, se plantea una visita… un corto recorrido de apenas medio kilómetro que desciende entre los arboles por sendas abiertas y bien marcadas y pasarelas de madera que facilitan el regreso al aparcamiento ladera arriba o viceversa.

   El acceso se encuentra junto a la carretera que une las localidades de Cabezón de la Sal y Comillas, muy próximo al municipio de Udías, donde disponemos de un pequeño aparcamiento y otro mayor poco más adelante.


"Entrada al bosque de Secuoyas."

   Caminando junto a la barandilla de madera nos acercamos hacia el área de descanso equipada con mesas y bancos a pie de carretera. Desde aquí comienza el descenso internándonos en el bosque. Dejamos las pasarelas a la derecha y seguimos perdiendo altura sin abandonar la senda.


"Secuoyas."



 Una rustica escalinata nos hace descender entre algunos ejemplares de Pino Radiata hasta los humedales del arroyo de la Nava al final de la ladera. 





   En este punto nos encontramos con los ejemplares más grandes. En algunos de ellos su corteza ha sido saneada.



   Viramos a la izquierda y remontamos altura de nuevo hacia el punto de partida.




   El hábitat natural de las Secuoyas se encuentra en las colinas costeras a lo largo de la costa pacífica de Norteamérica, medio que se asemeja a las condiciones que encuentra en esta zona haciendo que proliferen sin dificultad. No obstante paseamos entre ejemplares relativamente jóvenes que ni se aproximan a las monumentales dimensiones que pueden llegar a alcanzar.




   Alcanzado el altiplano accedemos de nuevo a las pasarelas, que esta vez sí, nos sirven para llegar al aparcamiento, pasos de madera bien adaptados al entorno.


"Pasarelas bosque de Secuoyas."

"Pasarelas bosque de Secuoyas."

   Esta visita no nos robará mucho tiempo, todo aquel que queramos dedicarle disfrutando de algo diferente.

Para ver todas las fotos abrir el enlace:

Track y datos de la ruta:


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