Finales de Febrero... ya está aquí la trail ecoparque Trasmiera.
Esperamos hasta las 9 tomando un café y sobre el horario previsto pasábamos bajo el arco de salida.
Por carretera, recorrimos el escaso kilómetro que nos
separaba del desvío hacia el molino de mareas de Santa Olaja. A pesar del día gris y la lluvia, la
temperatura era agradable.
Como ya lo hicieran el año pasado, las puertas del molino
estaban abiertas para pasar por el interior. Continuamos
por el estrecho paso dirección a la localidad de Soano, atravesando las
húmedas y resbaladizas pasarelas de madera sobre las marismas de Joyel. Al
final de estas, giramos a la izquierda por la senda hasta el pueblo.
En Soano, nos desviamos a la derecha, hacia la carretera que
une Castillo e Isla, y continuamos por las campas paralelas a la misma dirección Castillo. En esta zona, con la humedad y el suelo ya muy pisado, se habían formado grandes barrizales que a duras penas conseguimos esquivar.
Cruzamos la carretera continuando
por un sendero, que bordeando el monte Cincho, cruza hacia la localidad de
Castillo. A la salida del mismo, de nuevo cruzamos la carretera, (CA-141).
Al otro lado nos esperaba el primero de los avituallamientos y el comienzo de la primera de las subidas de la jornada. Un
corto repecho embarrado nos encaraba hacia una pradera ladeada y resbaladiza. Es cierto que no es una
ruta de alta montaña, pero el firme tampoco estaba para ir en playeras.
En continua subida seguimos por pista forestal alternando con algún estrecho sendero hasta llegar al “alto” del Molino de Viento, monte que
separa las localidades de Arnuero y Castillo o Meruelo.
El circuito marcado, nos guiaba haciendo “eses” por los eucaliptales a la vez que descendíamos hacia el Barrio de San Pedro en la localidad de Castillo, pasando junto al campo de fútbol y el colegio.
Se sucedían los repechos e inclinadas bajadas embarradas con patinazos y alguna que otra caída. Parecía más una carrera de obstáculos que una ruta de montaña. Aun así estábamos disfrutando del día y del recorrido.
El circuito marcado, nos guiaba haciendo “eses” por los eucaliptales a la vez que descendíamos hacia el Barrio de San Pedro en la localidad de Castillo, pasando junto al campo de fútbol y el colegio.
Se sucedían los repechos e inclinadas bajadas embarradas con patinazos y alguna que otra caída. Parecía más una carrera de obstáculos que una ruta de montaña. Aun así estábamos disfrutando del día y del recorrido.
De nuevo nos tocaba remontar altura por la zona más embarrada de todo el
circuito a medida que nos acercábamos a San Miguel de Meruelo. Este año la
organización añadió alguna que otra “trampa” que endurecía bastante
el recorrido, sobre todo teniendo en cuenta las condiciones del terreno.
Cumbreando el Molino de Viento de 253mt de altura, por pista ancha, pasábamos sobre la localidad de Arnuero dejándola a nuestra derecha.
Cumbreando el Molino de Viento de 253mt de altura, por pista ancha, pasábamos sobre la localidad de Arnuero dejándola a nuestra derecha.
Ya en el kilómetro 8 de ruta comenzamos a descender hacia el
pueblo accediendo por pista más ancha y limpia a la carretera que de nuevo
cruzamos, esta vez en dirección contraria cerrando así el primer bucle del recorrido.
Un bonito y corto tramo emboscado pasando por el Barrio Palacio, en Arnuero, nos dejó a los pies del monte
Cincho.
El monte
cincho, es una modesta loma cubierta de encinar Cantábrico tan típico de esta zona como sierra de Mijedo y el monte Buciero de Santoña.
Este terreno, más técnico y entretenido nos dejaba en
el punto más alto del monte, encumbrado por un mirador en forma de torre y una cruz de madera en su parte más alta.
Merece la pena
perder un momento en subir y contemplar la costa.
Animados por el pitero y el tambor que amenizaban la marcha, comenzamos el descenso del monte por la cara opuesta. Primero por
sendero estrecho y poco técnico, que se convertía en más peligroso y rocoso en
su parte final antes de llegar a la campa que nos deja en las carreteras parcelarias que recorren la zona de la Mies.
Continuamos el recorrido, ya compartido con
los corredores, y que nos hacía descender a la ría de Castellano cruzando entre barrizales.
Paralelos a la ría continuamos hasta la playa de la Arena
de Isla, primero por pista ancha y limpia, por asfalto y campo a través en el tramo
final sobre el kilómetro 19.
A partir de aquí comienza la zona de los acantilados. Este año, la
organización de la carrera, decidió variar el recorrido en este
punto dando un pequeño rodeo por los alrededores del camping, añadiendo una
subida más.
Bordeando el camping, ascendimos por la loma derecha pasando
junto a la casa que la encumbra, para desviarnos en este punto hacia la costa y
descender de nuevo por un estrecho sedero que se interna en el bosque. Un tramo entre la vegetación y las rocas hasta acceder de nuevo a primera línea de
costa.
La senda del Ecoparque Trasmiera, recorre el borde de los acantilados
pasando por la caseta de observación de aves, en el kilómetro 21,5. Un repecho
por una fuerte pendiente encordada nos dejaba en el punto más alto del tramo de acantilados.
Una vez superado este tramo, continuamos por la senda
costera hasta cabo Quejo, última de las subidas del día, y lo que llaman en la
marcha el "kilómetro de la muerte".
Desde el alto, tan solo una bajada a isla bordeando el
camping y por fin terminar la ruta en el aparcamiento del centro de esta localidad con poco
más de 25km y casi 6 horas de ruta.
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